La curiosa razón por la que los perros olfatean la entrepierna a las personas

Si tienes un perro como mascota, seguro que en más de una ocasión has observado cómo se acerca a una persona y, sin motivo aparente, empieza a olfatearle la entrepierna. Pues bien, lo primero que debes saber es que es un comportamiento totalmente inofensivo. Bien es sabido por todos que el olfato es el sentido más desarrollado de los perros, así que existe una razón por la que olfatean la entrepierna a las personas.

¿Por qué los perros olfatean la entrepierna a las personas?

Para los canes, el olfato es su principal herramienta para relacionarse con su entorno. Los olores son una parte muy importante de su lenguaje, lo que explica que cuando dos perros se encentran lo primero que hacen es olerse la zona anal.

Y es que, en esta zona de su anatomía se concentran buena parte de las glándulas apocrinas sudoríparas por las que se liberan las feromonas.  A partir de la información que recogen olisqueando la zona anal de sus semejantes pueden saber su edad, el celo de las hembras e incluso el estado de ánimo.

Teniendo en cuenta que las personas también formamos parte de su entorno, tenemos glándulas sudoríparas y emitimos feromonas y olores que atraen el interés de los perros, es normal que olisqueen los genitales porque se encuentran principalmente en esta zona.

Por lo tanto, lo hacen para para conocer a la persona que está a su lado. Hay determinadas circunstancias en las que se acentúa este comportamiento y los canes se muestran más inquisitivos de lo habitual. Ocurre, por ejemplo, con mujeres embarazadas o persona que han mantenido relaciones sexuales recientemente.

En esta circunstancias, es normal que se acentúe el olfato de los perros, que pueden incluso saber si una mujer está embarazada antes de que esta sospeche y se haga la prueba. Teniendo todo esto en cuenta, queda claro de que los perro no olfatean la entrepierna de las personas por falta de higiene.

Se trata de un comportamiento natural de los canes, el cual es completamente inofensivo. Aunque la domesticación de estos animales comenzó hace miles de años, no han perdido muchos de sus instinto naturales.

En ningún caso se les debe impedir que se comporten como tal, pero hay personas que se pueden agobiar, así que es recomendable enseñarles a respetar el espacio de personas que no conocen. Hábitos tan sencillos como permanecer sentados junto a sus tutores pueden ser de gran ayuda para evitar situaciones incómodas.